Con comodidades tales como canchas de tenis y gimnasios, arquitectos como Richard Meier llevan su visión a la capital colombiana.
El nuevo edificio residencial del arquitecto Richard Meier tendrá algunos de sus sellos: placas que sobresalen y superficies esculpidas en acero blanco y vidrio. Cerca de 73% de los 37 apartamentos, con un precio inicial de unos US$2 millones, ya están vendidos pese a que las obras no se iniciarán hasta junio.
El proyecto, llamado Vitrvm, ha dado de qué hablar, lo que no es raro para el arquitecto que diseñó el Getty Center en Los Ángeles. Lo excepcional es que el edificio será construido en Bogotá.
“¿Por qué no Bogotá?”, preguntó Meier. “La economía es sólida y hay personas que quieren edificios de calidad para vivir y trabajar”.
El mercado de bienes raíces de la capital colombiana, de ocho millones de habitantes, cuenta hoy una historia más positiva de lo que algunos pueden esperar de la ciudad, agobiada en el pasado por violencia ligada a la política y el narcotráfico. Entre 2003 y 2013, los precios por metro cuadrado en construcciones nuevas se han más que triplicado, dice un informe del Banco de la República. Los precios de las viviendas usadas también han subido en la última década.
Edificios nuevos que tienen instalaciones de alta gama y un precio de más de US$4.000 por metro cuadrado han surgido alrededor de la ciudad, con comodidades como salas de televisión y juegos, canchas de tenis o squash, y gimnasios. Algunos edificios cuentan con salas de conferencias para reuniones de ejecutivos. Firmas internacionales de bienes raíces, como Engel & Völkers, una agencia inmobiliaria de lujo con sede en Alemania y con oficinas en 38 países, están abriendo sedes en Bogotá.
En tanto, los secuestros, que le dieron a Colombia su reputación de insegura, cayeron más de 90% entre 2002 y 2009. El año pasado hubo 43 secuestros en la ciudad, según un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos, que cita cifras del gobierno colombiano. Las negociaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla apuntan a poner fin a un conflicto armado de 50 años.
“Colombia aún tiene una mala reputación, pero es un lugar muy diferente a lo que la gente cree que es”, dice Ángel Seda, presidente ejecutivo de Royal Property Group, una firma urbanizadora.
La demanda de viviendas de lujo es alimentada por una clase en expansión de empresarios locales, así como por ejecutivos bien remunerados de Venezuela, Argentina y España, entre otros países. El Producto Interno Bruto del país ha crecido a un promedio de 4,3% anual desde 2007, según el Fondo Monetario Internacional.
Francisco Leal, de 35 años, y su esposa, Karen Daccarett, de 34, son ejemplos de esta nueva generación de buscadores de viviendas. La pareja colombiana, diseñadores de moda con su propia línea de ropa de lujo para mujeres, Leal Daccarett, vendió en 2008 un apartamento de 93 metros cuadrados por el triple de lo que habían pagado. Querían un nuevo hogar con una terraza y un diseño de espacio abierto, por lo que terminaron mirando unos 100 apartamentos dentro de su rango de precio de entre US$619.000 y US$773.000 (1.200 millones y 1.500 millones de pesos), dice Leal.
“Si va a pagar esa cantidad, tiene que gustarle mucho”, explica.
La pareja, que tiene un hijo de 2 años, se acomodó en un apartamento de 290 metros cuadrados en un edificio que fue terminado el año pasado. La residencia tiene vista al parque El Virrey, en un barrio lleno de extranjeros. “Cuando crecí acá, eran sólo colombianos. Me encanta que Bogotá sea tan internacional ahora”, señala Leal.
Una firma urbanizadora, Neos Group, terminó recientemente dos edificios residenciales de alta gama en la ciudad y tiene cuatro en carpeta para completar en 2016. Se han vendido rápido a entre US$4.300 y US$6.500 por metro cuadrado, indica Valentina Grajales, directora de marketing y ventas de Neos, quien se mudó a Colombia en 2013, luego de pasar 10 años vendiendo bienes raíces en Miami.
Algunos proyectos, como Neos Vitra, incluyen características particulares de Colombia: salas de descanso y recreación para los choferes y guardaespaldas.
Aunque la seguridad ha mejorado, aún hay inquietud en medio de tensiones políticas. El alcalde de Bogotá fue destituido hace seis semanas por presuntas irregularidades en los contratos de recolección de basura, pero luego fue restituido. La oficina del alcalde no quiso comentar. Una queja más común es el terrible tránsito vehicular.
Seda, de Royal Property Group, quien en 2007 se mudó de Los Ángeles a Colombia, está solicitando permiso para construir 60 apartamentos y 80 habitaciones de hotel como parte del Charlee Hotel, un proyecto en el que inversionistas particulares serán propietarios de la mayoría de los cuartos de hotel. Una base importante de clientes son ejecutivos que trabajan para multinacionales que han establecido oficinas en la ciudad. En los últimos años, firmas como la consultora A.T. Kearney, HRG Logistics y Facebook han abierto sedes en Bogotá. “Nuestro razonamiento es que todas estas empresas necesitan un lugar para colocar sus sedes latinoamericanas, así que están comprando espacio residencial y oficinas”, agrega Seda.
Agentes inmobiliarios y constructores dicen que la mayor parte de la demanda de viviendas de lujo proviene de colombianos. Hasta ahora, todos los compradores del edificio de Richard Meier son colombianos, dice el socio y jefe de ventas José Luis Caleya, de la firma Icono Urbano. Pero estadounidenses, usualmente con algún vínculo con Colombia, también están explorando el mercado, dice Sam Miller, director gerente de Colombia International Real Estate, una consultora inmobiliaria de Bogotá. Mauricio Jaimes, fundador de Buy Colombia Realty, que trabaja exclusivamente con inversionistas extranjeros, indica que sus clientes son 60% estadounidenses, 30% europeos y 10% de Medio Oriente.
Un aspecto de las nuevas construcciones es importante para los compradores locales: la ausencia de ladrillos rojos. Las fachadas de ladrillo son tan prevalentes en Bogotá que muchos edificios de apartamentos se ven iguales, dice Miller. “Si hay un arquitecto que se sale de la norma, ese proyecto recibirá mucha atención”, afirma.
Fuente: The Wall Street Journal